Barcelona tiene mar y tiene montaña. Es pequeña pero tiene de todo. Es un lugar donde cada día algo te puede sorprender. En este caso el Espai Mireia. Un “chiringuito” que en vez de estar en la playa esta en la montaña de Collserola y que te ofrece unas vistas a la ciudad y una paz difíciles de encontrar a escasos minutos del centro. Muy recomendable. Que sea o no caro, que tengas que a veces esperar o tengas mesa al momento, … son cosas que uno olvida cuando por fin se sienta y llega la “desconexión”.
Es un lugar también donde paran mucho la gente que va por la Carretera de les Aigües a andar, correr o ir en bici. Una carretera que ofrece unas vistas a la ciudad espectaculares y que se ha convertido en un espacio de fitness natural para muchos barceloneses.
Nosotros nos tomamos un día entre semana en la hora que le llaman afterwork, las 18h mas menos, una caipirinha y un Apperol Spritz que nos sentaron de lujo.
Cuando nos ibamos, había aparcada una vespa primavera de las antiguas y no me pude resistir a hacer una foto con el bar de fondo.